Hace poco me apareció una publicidad pagada en instagram que me causó risa. Era de una formación en fitoterapia que te enseña a trabajar con las plantas de forma “correcta”. Tantas miles de formas distintas de trabajar con las plantas, ¡qué suerte que alguien descubrió la correcta!
El trabajo con las plantas es un aspecto de la humanidad que toma un miríada de formas. Todas las tradiciones tienen su valor y la mirada dogmática de cualquier sistema de medicina - sea herbal o farmacéutico - es limitada.
Me hizo ruido probablemente más que nada porque también he sido culpable de pensar que mi forma de trabajar con las plantas es correcta. De hecho, en conversación con Daniela Dominguez, en una charla colgada en su membresía online (super recomiendo que se sumen) dije algo como “es fundamental que…bla bla bla” y ella, con su mirada equilibrada, respondió que son miles las formas. Y es verdad.
Recién en el consultorio, hablé con una clienta que logró aliviar los síntomas de un condición notoriamente difícil de tratar con el uso interno de una planta que a mi no me hubiera ocurrido usar en una dosis que, desde mi mirada, es tan baja que sería solo simbólica, y seguramente no suficiente para generar algún cambio en un nivel fisiológico. Pero le funcionó!
Muchas veces la mirada más académica descarta las ideas de las modalidades por fuera del modelo biomédico e inversamente muchas modalidades consideradas “alternativa” rechazan el modelo más alopático.
David Hoffman dice “una menta abierta y tolerancia debería ser común a todes los que están involucrados en la salud”
En fin, no hay una única verdad. No hay una forma correcta de trabajar con las plantas. La mirada científica es tan válida como la mirada tradicional que es tan válida como la mirada de alguien sin estudios formalizados preparando sus pócimas en casa y viendo los resultados mágicos que las plantas le brindan.