La melisa, una de mis plantas favoritas para calmar la ansiedad y una mente sobreexcitada. Lamentablemente, también es una de las favoritas de las hormigas cosechadoras, que las llevan a su nido. Hace un tiempo, mientras estaba en el jardín, me puse a flashear (como unx hace cuando esté solx con las plantas) en cómo las caracteristicas de la hormiga es similar al de las personas que más se benefician de la melisa.
Es verdad que esta planta ayuda a cualquiera que necesite bajar un cambio, tranquilizar la mente y calmar una panza retorcida por emociones. Pero donde realmente veo que brilla es en las personas ansiosas y muy trabajadoras, que se aplican mucha autoexigencia (como las hormigas, cargando un bulto muy superior a su tamaño). He trabajado con muchas personas así en el consultorio: vienen buscando ayuda para la ansiedad, pero no logran frenar ni siquiera para tomarse las hierbas diarias (y no las juzgo!).
Pienso en las personas para quienes el trabajo es su vida, que han perdido la capacidad de disfrutar y relajarse, y siempre tienen algo pendiente antes de poder parar. Se toman la vida demasiado en serio. En este perfil de 'persona hormiga', he visto a la melisa hacer maravillas. Nos ayuda a re conectar con lo sensorial, con el espíritu jovial y la capacidad de asombro ante el mundo. Lo mismo que me pasa cuando estoy en la huerta, que no puedo dejar de agarrar una hoja de melisa, aplastarla entre los dedos y disfrutar de la alegría que su aroma provoca. Esa misma sensación nos puede ofrecer en la vida consumiéndola con regularidad.
La melisa la puedes ingerir en tintura madre, en infusión o también se puede trabajar con algún extracto tópicamente para recibir los beneficios elevadores de su aroma. En mi apotecaria está muy presente en la mezcla nervina/adaptógenica Piano Piano y el Bálsamo Labial de Melisa a base de karité y jojoba.