Cultivar plantas es formar un vínculo. Una amistad.
Cada etapa del proceso, desde la siembra hasta la cosecha, es una oportunidad para conocer las plantas de más cerca. Este contacto directo me da una conexión íntima con ella, y esa relación influye en cómo luego pedo aplicar e integrar su medicina. La planta se convierte en una aliada, no solo en un ingrediente más en mis fórmulas.
Para mí va más allá de solo las propiedades químicas de la planta. Cuidarlas, verlas crecer y estar presente durante todo su ciclo de vida me permite comprender su medicina de una manera que va más mucho más allá de lo teórico.
No es solo una cuestión de calidad o control del proceso (aunque también me parece importantísimo saber de donde provienen las plantas que utilizamos como medicina), sino una conexión más personal que se forma a lo largo del tiempo.
Por supuesto, he preparado medicina con plantas que he pedido a fuentes desconocidos, pero siempre se siente raro. Es como llegar a un desconocido y pedirle un favor gigante.
Puedo saber lo que hace, pero no la conozco.
Trabajar con las plantas que cultivo yo misma, o que están en mi entorno inmediato, me da una sensación de reciprocidad. Como si la planta también confiara en mí para compartir lo que nos brinda de una manera más consciente y respetuosa. Cada producto de Earth Roots está impregnado de ese cuidado y esa conexión. Es lo que hace que la medicina sea más potente y significativa, tanto para mí como para quienes la usan.
Photo mágico por @circusbylucy