La semana pasada circularon imágenes de un animal usando medicina herbal. Las imágenes son de un orangután en Indonesia aplicando un cataplasma de hojas con propiedades analgésicas y vulnerarias para curar una herida grande en su cara.
Fue reportado como el primer caso conocido de un animal salvaje usando una planta medicinal. Sin embargo hay una comprensión en el mundo herbal de que los primeros humanos observaban a los animales para tratar de descifrar el reino botánico.
En un mundo antiguo, más libre de distracciones, los seres humanos miraban las interacciones de los animales y plantas para crear conclusiones de cuáles plantas servían para distintos eventos: el parto y post-parto, enfermedades, o para relajarse.
En la naturaleza, los animales siguen con esa información de supervivencia. Has visto a tu perro comiendo pasto? Quizás su cuerpo le señala que le falta algún nutriente o está enfermo y su cuerpo sabe que el pasto funciona como purgante. Somos los únicos que han dejado de escuchar la conversación entre las plantas y el cuerpo.
Y en muchas partes del mundo esa ruptura en la comunicación entre plantas y personas fue una separación forzada. Los colonizadores prohibieron la práctica de medicina tradicional por los pueblos originarios en un intento de destruir su cultura y su autonomía. Desalojaron las personas de las tierras donde coexistieron en simbiosis con la naturaleza desde el principio del ser humano hasta 500, 200 años atrás e introdujeron leyes de propiedad privada para poder criminalizar un estilo de vida auto-suficiente. Como herborista moderna/blanca es importante reconocer esa historia.
A veces tengo clientes más escépticos que levantan sus cejas y preguntan “pero esto va a funcionar?” A veces pensamos que es necesario una intención para que funcione una planta o que esté funcionando en algún plano mágico. Y no, cuándo ingerimos una planta, el cuerpo se despierta y se desencadena una reacción evolutiva desarrollada durante milenio por la ingestión de plantas de nuestros ancestros humanos y, como estamos viendo, primates.
Tienes que “creer” en las plantas medicinales para que funcionen? No, tu ADN ya sabe qué hacer!